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miércoles, 2 de mayo de 2012



EXCURSIÓN A CABO DE GATA Y RODALQUILAR

   


   Queridos compañeros ayer mientras veníamos ya de vuelta de nuestra marathoniana excursión por Cabo de Gata y Rodalquilar, mi amigo Miguel Sánchez Mancilla me sugirió que hiciese una crónica de lo acontecido en esta visita, Así que me he sentado ante el ordenador y voy a tratar de hacer que trabaje mi memoria. Quiero aclarar que no voy a contar con pelos y señales todo, todo … sino que trataré de hacer un resumen y así no canso a la parroquia que ayer tuvo una buena sesión con el guía y hasta vi a alguno con humo saliéndole por las orejas. Sería un calentón de neuronas.
Lo primero que tengo que decir que el madrugón fue como una puñalada trapera. Cuando me sonó el despertador me repetía la misma pregunta, ¿qué se me habrá perdido a mi en Cabo de Gata?. Luego a medida que me espabilaba ya fui entrando en mi papel de excursionista.
Una vez en el lugar de la cita los saludos, el reparto de los asientos (muy mala suerte para Marisa y un servidor) y los retrasos, etc.
   Enfilamos el camino de la aventura del día. Yo me aposenté al lado de Pepe Rubia al que le sobraba un asiento. Estuvimos de cháchara todo el tiempo. Y fue un acierto porque cuando quisimos darnos cuenta ya estábamos en Almería. Pepe es un excelente compañero de viaje . Paramos a desayunar en “no se donde”, pero por mis noticias me inclino por “Retamar”, no tengo seguridad absoluta. Para desayunar tuvimos dos chiringuitos a elegir.

   Uno cercano (casualidad; una gran parte de lo expedicionarios lo colapsó) y otro un poco más lejos fue en donde disfrutamos, el resto del personal, de un buen café(torrefacto por cierto) con su tostada correspondiente. Y todo en un ambiente sin agobios ni nada parecido. Vuelta al autobús y directos a “La Amoladeras”, centro de interpretación del Parque Natural de Cabo de Gata. Allí dentro observación de los paneles informativos. Compra de souvenir y proyección de una película sobre el origen del parque y etc. Salimos con tiempo de sobra y nos fuimos al lado del autobús. Con lo bien que se estaba en el Centro de interpretación sin tener que soportar el inclemente viento que ya a esa hora estaba furiosillo.
   
   Nuestro guía se retrasó un poco (motivos tenía porque ahora está aprovechando su tiempo para enriquecerse culturalmente hablando) y el amigo Paco Sáenz lo llamó por el móvil y nos tranquilizó diciéndonos que en breve estaría con nosotros.
Y como Julio César, llegó, vio y venció porque con su sapiencia y su don de palabra se metió al público en el bolsillo. Y lo hizo tanto en las explicaciones en las Salinas como en el mismísimo Cabo de Gata y Rodalquilar.
    Yo como no iba tomando notas de lo que decía  poco puedo repetir aquí pero si alguno quiere saber más lo remito a mi amigo Manuel que no perdió detalle de las exposiciones de José María y si no en Google se escribe el Nombre de Parque Natural de Cabo de Gata y le sale a uno la Biblia en pastas..
   Pero lo que es el Cabo decidimos dejarlo para mejor ocasión por el viento tan molesto que nos azotaba y aparte era ya la hora de ir pensando en tomar algo porque a algunos se iban a desmayar. Todos en consenso total nos metimos en el autobús y rumbo a San José. Por el camino el perverso de Miguel Sánchez Mancilla no paraba de mentar ricos y exquisitos platos para que se nos pusiera en funcionamiento el llamado reflejo condicionado de Paulov o dicho en motrileño castizo “para que “nos chorreara la saliva por los labios”.
  
   Menos mal que no tardamos en llegar porque sino a alguien le da un ataque. En San José entramos con buen pie que hasta el supermercado estaba abierto al igual que algunos restaurantes y bares; pero no era nuestro caso nosotros veníamos preparados: Fiambreras con tortilla , lágrimas de pollo (que no se si eran de antes de matarlo o de después), fritillo, verduras cocidas, etc.. Y de las bebidas que voy a decir. Los responsables del viaje llevaban cuatro botellas de vino tinto que si Miguel no insiste se la liquidan entre ellos. Al final vino Paco Sáenz con un “culillo· lleno de zurrapas a ver si queríamos. Nosotros declinamos la invitación, claro está. ¡Que es broma!. Hombre.

    Visual rápida al pueblo y su playa. Y otra vez en camino para la última etapa del recorrido. Y como siempre pasa con el fuguilla de Manolo Gil llegamos con tiempo de sobra a Rodalquilar y como era previsible nos tocó tres cuartos de hora de espera. Ese tiempo algunos lo dedicamos para echar un vistazo al pueblo y entre sus edificios la  iglesia que a esa hora, como es lógico, estaba cerrada.
   Llegó nuestro guía y el personal entregado se fue en pos suyo para oir las que sería las penúltimas explicaciones. El inicio fue el jardín Botánico. Una serie de paneles nos daban las claves de como se habían adaptado a la sequedad del terreno todas las plantas que nacen en ese lugar. Y de ahí a verlas en “carne y hueso” en el jardín adosado al edificio. En este caso es cierto que el jardín está adosado por que se creo después. Ese edificio lo utilizaron los mineros y no tenían jardín. El guía nos fue señalando las plantas que son comunes tanto en Motril como en Almería y se detuvo a explicar los porqués de otras entre ellas “la revienta marranos” y también la “prueba yernos”. Dimos una vuelta al ruedo como los toreros y directos a otra antigua nave de los mineros hoy reconvertida en el Museo de los Volcanes,
    En sus puertas hubimos de esperar porque a nuestro guía, donde tendría la cabeza, se le olvidaron las llaves. Todo lo que vimos dentro fue muy interesante y aquí ya nos mostró directamente el origen volcánico de esta zona. Y han querido mostrarnos la Geodiversidad de manera cercana para que todos podamos comprender la evolución que ha sufrido hasta llegar a nuestros días.

    Eran las seis y media y todavía estábamos allí en medio de la exposición del guía, animado ante ese público motrileño, serio, responsable y atento a a todas sus palabras. Nadie se atrevía a romper esos momentos mágicos de comunión y entrega de nosotros con el guía. Pero Conchi Salmerón supo despertar de tal encanto y dijo que ya iba siendo hora de terminar porque ella trabajaba y entraba a las diez de la noche. El guía aceleró y en unos minutos concluyó. Ya en la despedida le comentó a Manolo Gil que estaba asombrado de haber tenido una gente tan en su papel y con ganas de aprender cosas nuevas. Y que eso no era lo corriwente entre las visitas que recibía. Antes de despedirnos definitivamente El Equipo directivo le hizo entrega de un obsequio en nombre de todos, cosa que agradeció.

   Eran sobre las siete de la tarde cuando definitivamente abandonamos Rodalquilar rumbo a nuestro Motril. El amigo Miguel tuvo varias ocurrencias que desataron nuestro buen humor llevándonos a reír con ganas. Una de las ocurrencias que salió fue que Paco Galeote, Ángeles Estévez Antonio Ortiz Marisa, Miguel y un servidor nos presentaríamos en el Katena a esperar a los organizadores del viaje que seguro estarían allí para gastarse el dinero que les había sobrado. Cada uno hacía un comentario un tanto descabellado que al imaginar la situación se nos saltaban las lágrimas con la risa. Y así sobre las nueve de la noche llegamos a nuestro pueblo. Saludos para todos.
  
   No quiero olvidar a un compañero circunstancial que fue nuestro anfitrión en San José y visto su talante estaba más que acostumbrado a recibir, en primera persona,  a las visitas que llegan a su pueblo.
 
   

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